La descarga de corona, viento iónico o aceleración de fluidos electrostáticos son los nombres de las técnicas que Mamishev ha puesto en juego para lograr el efecto deseado.
A este físico ucraniano se le ocurrió la idea cuando comenzó a contemplar los problemas que surgían en la física relacionada con los elementos de alto voltaje.
Estaba trabajando con las descargas de corona, producto de algunas moléculas de aire ionizadas. Cuando estaba en ello se dio cuenta que los iones empujan al aire de los chips y con un poco de investigación y de presupuesto pudo construir un ventilador de aire. Dijo que su prototipo era tan pequeño que podría integrarse en el propio chip.
Cada chip de refrigeración tiene dos partes. Una es un emisor, mucho más delgado que un cabello humano (una centésima parte) y que crea los iones. La otra es el colector, que captura los iones en el otro extremo del chip. El efecto del trabajo conjunto es la refrigeración de la superficie del chip, ya que los iones se llevan el aire caliente, algo que podría ser aplicado en el futuro a todo tipo de microprocesadores. Aún así, el propio inventor explica que la tecnología aún tardará en poder ser aplicada.
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